1986 y falleció dos días después.
Eduardo Moll, docente, destacado pintor, informado crítico y activo
promotor de arte, nacido en Leipzig Alemania, peruano por decisión propia; proclama
al gigante Víctor Humareda como “el último de los bohemios” Empero, este
moderno Toulouse Lautrec, este genio de los arlequines y de las desoladas deidades
en su íntimo Moulin Rouge: el cuarto 283 del Hotel Lima en la Parada era enófobo
por principio. Al decir de los paisanos suyos era abstemio por elección y
marginal por vocación.
¡Malas noticias
para nosotros los dipsómanos!, porque entonces, el significado de esa
fascinante palabra no necesariamente es sinónimo de empinar regularmente el
codo.
Aunque
se rodea de un halo misterioso y seductor, bohemia fraterniza más bien con
rebeldía, con un tipo de vida libérrimo, inusual, inconforme. Acierta
plenamente por tanto, el preceptor Moll en su consideración; porque Humareda Gallegos
fue eso poco más o poco menos. Aparte claro está, de genial artista que en mi profana
opinión, es cláusula conminatoria para la obtención de tal rango. Con el
agregado de furtivo y puntual contertulio de féminas de polémica apostura pero
de inobjetable calidad facilitadora del afecto que le acuciaba. Así fue como muchas
de ellas consiguieron ser perpetuadas por su formidable pincel y con ese
cambalache, de amor por inmortalidad, tramontaron lo infortunado y efímero de
su circunstancia; cual Majas de Goya, ni mas ni menos.
Como él,
tantos otros que el confuso o sospechoso orden que llamamos sociedad y los
politiqueros usan desvergonzadamente y descartan después cuando pierden
eficacia para sus sórdidos fines. Rememoro y demando el rescate de la
ingratitud y el olvido por ejemplo a Cesáreo “Chacho” Martínez, poeta y
guerrero, cuyo sitial en la evocación colectiva, usufructúan advenedizos de
dudosa índole.
Víctor
Humareda Gallegos es el prototipo peruano de bohemio y no echaba la espuela
como dicen los chapetones ¿Dónde ubicamos entonces a tanto chafarrineador y
jalatripas que con su vaso en alto y a voz en cuello vocifera su bohemia?
Yo creo que al separar los
espumarajos, la bebida dejará ver su verdadero nivel y lo que encontraremos
será lisa y llanamente a unos festivos e inocuos borrachitos. Muy alegres o muy
tristes pero bastante lejos de calificar para bohemios.
Por
deferencia a nuestros magníficos
bohemios y por respeto a la inteligencia: Las cosas en su lugar. Bohemios
Humareda y Abraham Valdelomar, También el “Chacho”Martínez o Felipe Pinglo.
Ciertos retazos, en inciertas veladas o errátiles estados emocionales de
hipocondría o desánimo, ahuyentan o ahuyentaban sus aflicciones y desasosiegos
con sorbos espirituosos, pero ese no era ni es el rasgo que los distinguía ni
distingue.
Cuando la propensión a las
libaciones se estima como lo determinante, nos encontramos entonces frente a
una adicción que se denomina alcoholismo y no bohemia. Ni todos los bohemios
son briagos ni la dipsomanía implica bohemia. Al César lo que es del César y a Dios
lo que le corresponde, que en este caso es Baco: Dios del vino y de los excesos
y locuras más funambulescas.
Víctor Humareda Gallegos, el último
bohemio y el último genio del pincel, hasta ahora; se hizo inmortal el 20 de
noviembre de 1986, como consecuencia de una hemorragia nasal, causada por la
constante inhalación de las emanaciones de sus preparados resinosos y
oleaginosos. Había terminado dos días antes, un cuadro pintado por encargo,
era: “La Quinta Heeren de Noche”, contratado por el Banco Central de Reserva
del Perú.
P.D.- Es un hecho incontrastable que todo lo actuado
por Baco, es lo apropiado y suficiente para jerarquizarlo como patrono de la
borrachera. Como irrefutable es, lo lejos que se encuentra la bohemia de
cobijarse bajo su advocación. Como sí ocurre por ejemplo con San Juan
Nepomuceno que es patrono de Bohemia… y de Moravia las dos famosas ciudades
checas.
Chanelo
Chanelo
No hay comentarios:
Publicar un comentario