LA TRAGEDIA DE CONDOR CERRO

domingo, 21 de enero de 2018

MAURO MINA BAYLON "PUÑO DE ORO" Un pequeño homenaje a Oscar Artacho Morgado

         

        Sentados, mirándonos y esperando ansiosos, a que en medio de la escala, las perillas y los pulsadores de cambio de banda del estupendo y peripuesto telefunken, ornamentado con tonos  ambarinos y marrones y agradables resonancias graves en su altavoz, cobre vida el intenso verde cómplice, del “ojo mágico”, que era testigo del flujo de electrones entre el cátodo y el ánodo de los “tubos”, indicador de que ya estaba “caliente” el receptor y entonces….¡Sin más dilación, a buscar “Pregón Deportivo” de Oscar Artacho Morgado!
El ojo mágico, que registraba también el punto de recepción óptima de la emisora, se estabilizó en la clásica y entrañable marcha  “Un canto de amistad de buena vecindad, unidos nos tendrán eternamente, por nuestra libertad, por nuestra lealtad, debemos de vivir gloriosamente. Un símbolo de paz, anhelo de vivir, de todo el continente americano….” 
¡Justo a tiempo!, comenzaba recién el programa y los prolegómenos de la gran pelea de Mauro Mina Baylón, “el Bombardero de Chincha”. Eran las diez de la noche y afuera, sobre la polvorienta y desierta primera “carretera” a Caraz, solitaria la luna, socia de tantas mataperradas nuestras, seguro que nos extrañaba. Desaparecimos todos para guarecernos bajo las filiales maderas de eucalipto y el prodigioso barro, que trabajados con destreza y cariño, horman el cálido hogar, sobre cuyos techos de tejas ribeteadas de líquenes y musgos, la cruz de la bendición, fungía también de antena de recepción. Hacía frío, pero ese no era el motivo de nuestra ausencia. Había llegado el día, o la noche más bien, del match más esperado por la afición, con el que el “Bombardero” retornaba al Madison Square Garden, para enfrentar al famoso Bob Foster, que un tiempo después, asimilando la derrota que le propinaría el peruano, se ceñiría el fajín de campeón mundial. Papá guardaba entre sus mejores recuerdos, las imágenes de su primera incursión en ese célebre tendido, cuando en otra memorable jornada, venció al “Noqueador de Detroit” Henry Hank.
Luego del acostumbrado: “Venga al Perú, visite el Perú y compruebe el verdadero valor de la tierra de los Incas” de Oscar Artacho,  Miguelito de los Reyes y Raúl Goyburu, se despacharon sesudos y por momentos vehementes comentarios sobre los contrincantes, sus atributos, sus falencias, sus riesgos y posibilidades. Fidel Ramírez Lazo, se lucía con la profusa publicidad. 
La transmisión que entonces aguardaba el tiempo de la perfección,  estaba mejor sin embargo, desde que “Pregón” se trasladó a la recién inaugurada radio Unión. Su mayor potencia en antena, reducía notoriamente los “fadings”, que ¡cosa curiosa! siempre  se daban en los momentos más álgidos de la contienda, lo que desesperaba a papá, gran admirador del púgil chinchano, que esa noche, con la eficacia de sus puños y el nervio que lo caracterizaban, dando una cátedra de boxeo venció al futuro monarca universal. 
Solo dos encuentros más, fueron los que lo distanciaban de la pelea por el título, el primero, la revancha contra Eddie Cotton, al que venció claramente, como en el primer choque en Lima, que fue reclamado por los promotores de Cotton como "localista" y el segundo, frente a Allen Thomas, cuyo ganador, enfrentaría a Willie Pastrano, el campeón vigente desde Junio de ese mismo año de 1963, ocasión en la que venció sin convencer del todo, al favorito Harold Johnson. Este encuentro fue cancelado, porque a Mauro, le detectaron un desprendimiento de retina, que Oscar Terán, su manager, en su afán de conseguir la banda del campeonato mundial, había ocultado. Esta lesión ya tenía tiempo, se afirmaba que tuvo lugar en Lima, en la pelea que le ganó al cubano Lino Rendón, el 15 de Julio de 1962. 
La frustración y la amargura de las muchedumbres seguidoras, fueron inmensas. Papá estaba desolado, porque además circularon teorías, que no pudieron ser fácilmente contrarrestadas, como ahora, que basta solo con etiquetarlas de “conspirativas” y listo el pollo y pelada la gallina. Dichas teorías, que hablaban de mafias en el box internacional, parecieron verse confirmadas, cuando el 19 de Febrero de 1964,  Mauro venció a  Thomas Allen, en Lima, después o a pesar de su problema ocular, en una pelea en la que ya no estaba en juego ningún título.
Mauro Mina, desde su temprana orfandad - perdió en un accidente a sus padres a los dos meses de nacido, por lo que fue criado por su abuelo paterno y luego por "Mama Rosa" - peleaba contra su destino, rubricado por la desgracia y las carencias. Lo hacía también por su propia gloria, con tanta pasión, inteligencia y brillantez, que despertó la admiración, el respeto y el orgullo de los más vastos segmentos de nuestra nación, siempre tan necesitados de héroes y de resarcimientos. 
        Solo una poetisa de la estatura, la refulgencia y la sensibilidad de Chabuca Granda, podía cantarle, con una intensidad tan conmovedora, como la lealtad y la fascinación por  el ídolo de mi padre y tan magistralmente, como el despliegue de los puños del propio “Bombardero de Chincha”, afincado en mis recuerdos, tanto por su boxeo virtuoso y aguerrido, como por la sencillez que exteriorizaban sus respuestas en las entrevistas, que no rehuía a pesar de su timidez; tanto por el recuerdo de la lealtad y fascinación que despertaba el ídolo en mi padre, como por las entrañables transmisiones de Oscar Artacho, con su inconfundible grave y pastosa voz y el legendario equipo de “Pregón Deportivo” de aquellas imperecederas jornadas nocturnas.                        chanelo   



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