FLOR DE CACTUS
(De cómo se esfumó
la ingente ayuda, que la solidaridad internacional, destinó para los
damnificados del 31 de Mayo de 1970).
¡Que de cosas
guardan el corazón y la memoria! Del infausto suceso que nos tocó vivir el 31
de Mayo de 1970, por ejemplo y cómo cada año, en
cada aniversario, los sobrevivientes todos, tenemos algo que contar, ¡Mucho que contar!, pero
especialmente en éste, en que se cumplen cincuenta años ¡Medio siglo! Las
historias que pretendemos guardar, celosamente, íntimamente, se nos atraviesan y nos obligan, nos urgen a
sacarlas a la luz. ¡Son tantas!, que se precisaría de varios tomos.
Las redes sociales con cada día que pasa, se van pareciendo más, a unas hermanas menores y más desenfadadas de la
prostituida televisión, que con fétidos deliverys junto a la mugre empaquetada, nos van colmando de sospechas sobre su origen y destino. Sin embargo las redes pueden
ser útiles, en la medida de que, por la fuerza de la razón o por la razón de la fuerza, impongamos nuestras propuestas de uso.
LOS RUSOS
Aunque ninguno de nosotros hablaba ruso, nos entendimos de maravilla con Misha (Mijail) Volodia (Vladimir) y Seriosha (Sergey), lo curioso es que tampoco ninguno de los tres hablaba castellano. Misha era el mayor, el más pequeño de
talla, el más locuaz y sociable. Los tres eran médicos cirujanos y los tres, lampa y pico en mano y
carretillas, limpiaban el campo de rastrojos de maíz y lo nivelaban para
instalar las grandes carpas militares, que servirían de hospitales de campaña.
A pesar de que ya nuestros brazos se
ponían fuertes, no había llegado aún el tiempo de despojarnos de todas nuestras
fantasías de la infancia, jovencitos y fisgones, mirábamos con ojos de curiosidad y éxtasis, parapetados en el viejo cerco de piedras, en el cual amparados y protegidos por los árboles, los años, las lluvias y
el benigno sol del Callejón, habían proliferado los musgos, entre yerbasantas, huaromas, caramátis
y otras especies nativas. Bajo la paternal sombra de unos capulíes, no
podíamos estar mejor instalados para tan insólito espectáculo: Unos gringos
trabajando como negros en la chacra. Así apoltronados estábamos, cuando Misha reparó
en nosotros y nos convocó, conminándonos con amistosas señas, a dejar
de ser espectadores para convertirnos en protagonistas.
Allí, en plena obra civil, de movimiento de tierras,
cuando íbamos y veníamos con las carretillas, apareció el camarada jefe:
-“Nosotrros no grringos mochachos, nosotrros rhusos” –
Perentorio, con su mascado castellano, nos puso los puntos sobre las íes, al escucharnos
llamar “gringos” a nuestros nuevos amigos.
Sobre los rastrojos de un maizal, el último rastrojo, ayudábamos en la instalación de uno de los campamentos rusos, el de Cancariaco, en el lugar en el que coincidentemente hoy se emplaza Essalud. Allí dispusieron su Comando Regional y uno de los más grandes y completos Hospitales de Campaña, que brindaron
impagable ayuda a los lesionados por el sismo. Y allí, en su patio de entrada,
fue erigido el obelisco conmemorativo de la tragedia del Antonov An-22
CCCP-09303, del fatídico sábado 18 de Julio de 1970.
El avión soviético, cargado de víveres e instrumental
médico, decoló del aeropuerto de Keflavik en Islandia, donde había hecho una
escala técnica, con 16 tripulantes, especializados en atención de emergencias y
6 médicos. En el inmenso mar Atlántico del norte, ocurrió el accidente que
enlutó la noble disposición solidaria de esos inolvidables protagonistas de la compasión y la fraternidad. Todos murieron y solo pudo hallarse un pequeño trozo del fuselaje
de la nave.
LOS ARGENTINOS
Congas, desde 1990 es un distrito de la Provincia de
Ocros. En 1970, junto al Centro Poblado de Vista Alegre, pertenecía a la Provincia
de Bolognesi. Fueron los pueblos objetos de ayuda, elegidos por la tripulación
peruano-argentina del neerlandés Fokker-27 de la Fuerza Aérea Argentina. En
Lima, los aviadores peruanos, se entusiasmaron con la llegada de la nave, al
verla más nueva, potente y con mayor capacidad de carga que nuestros viejos
C-46 y C-47, pugnaron entonces por completar la tripulación. Tras la primera
vuelta, arrojando desde la altura fardos con víveres, en los aledaños de Congas
y Vista Alegre, bajaron en la segunda, a unos 100 metros, a fin de que los
bultos sufrieran menos daño. Subjetivamente suponemos, que fue un error de
cálculo, pues el avión no alcanzó a recuperar la altura necesaria y se estrelló
casi para coronar la cumbre del cerro Huacacocha. Los héroes que deben
rescatarse del anonimato y el olvido son: los suboficiales peruanos
sobrevivientes, Juan Díaz Salazar, Gabino Ríos y Luis Vera, el suboficial
argentino Oscar Raymundo Signorelli, que rescatado por los pobladores, por varias horas luchó heroicamente por su vida,
pero fue vencido por la falta de recursos, agravados por el sismo. Todos los
demás aeronautas argentinos y el suboficial peruano Demetrio Melo Bustamante,
fallecieron instantáneamente, en el trágico episodio.
LOS
CUBANOS
El 31 de Mayo de 1970, Cuba y Perú, no tenían
relaciones diplomáticas, ellas se reanudaron todavía en el año de 1972. Sin
embargo eso no fue óbice, para el envío de más de media centena de médicos a la
zona afectada y la construcción, instalación y puesta en marcha de cinco
hospitales. Familiarizados con la solidaridad, apercibidos de lo desalmado, que
puede llegar a ser el humano desquiciado por la codicia y el individualismo mal
digerido o mal prescrito y habituados a reaccionar y acudir en socorro de los
sobrevivientes de catástrofes, personalmente, sin intermediarios, atendieron de
inmediato, muchos miles de curaciones y otros tantos cientos de cirugías de
consideración, en hospitales de campaña y luego la atención se prolongó, hasta
cerca de dos años después del sismo, en los hospitales que muy diligentemente
construyeron. Aún a riesgo de que nos señalen o etiqueten, que ese es el más
sobresaliente de nuestros deportes, en honor a la verdad, tenemos la obligación
y el derecho de manifestar, que los brigadistas médicos cubanos y los
especialistas soviéticos, nos dejaron la mejor impresión de lo que es un
apostolado hipocrático, un recuerdo indeleble y una gratitud impagable. Los
cubanos, trajeron ellos mismos, la sangre donada por cientos de miles de sus
compatriotas, a los que encabezaba su líder Fidel Castro, como el primer
donante. Hay en la Habana, un obelisco y una placa en memoria del médico
brigadista Elpidio Beruvides, héroe de la solidaridad, que se inmoló en un
accidente de carretera, en la ruta hacia Conchucos.
En HUANCHAC, el martes 2 de Junio de 1970, cuando
aquélla era, esa inmensa y hermosa pampa de nuestra infancia, rodeada de alisos
y eucaliptos, como una trucha madre desova la ringlera de huevecillos, que después
se convertirán en los alevinos de su continuidad biológica, fueron sembradas,
en ordenada fila, las dos primeras oleadas de paracaidistas. Los héroes
pertenecían a la DIVISION AEROTRANSPORTADA DEL EJERCITO. En dos rotaciones al
polvoriento cielo, el viejo bimotor turbohélice Curtiss C-46, los arrojó con
sus armas, sus pertrechos, su “reserva” y la misión de frenar el pillaje entre
los escombros. Acamparon interinamente, en el auditorio del Colegio “Sagrado Corazón” y en una
parte de su campo deportivo. Allí donde días después, se instalaron el almacén
y las carpas de campaña del Comando de la Junta de Asistencia Nacional (JAN), donde
se depositaron las primeras remesas de ayuda a los damnificados, frazadas,
ropa, víveres, menaje y vajilla.
Las siguientes oleadas de paracaidistas, fueron de “SINCHIS”
de la famosa Unidad de paracaidistas de la Guardia Civil (hoy PNP), con sede en
Mazamari.
El histórico centro colonial de Huaraz, fue borrado
del mapa, Yungay y Ranrahirca, tras el remezón, fueron sepultados por una
inmensa zarpa de nieve, lodo y rocas y así, ciudades y pueblos de 22 provincias,
en cuatro Departamentos, fueron desaparecidos o seriamente dañados. El saldo
luctuoso final superó los 70,000 muertos y alrededor de un millón de
damnificados.
La envergadura de la tragedia fue tal, que conmocionó
al mundo. La ayuda fue también inédita.
Los cálculos de su magnitud, que arrojan las investigaciones hechas por
organismos oficiales y no oficiales, ante la denuncia de serias irregularidades
en su distribución y destino, solo se asoman a los montos que, por su nivel, adquieren
ribetes de ficción.
Los talleres del Instituto Industrial Nº 18 y
dos de las treinta gigantescas carpas militares, donadas por la URSS,
instaladas en la pampa de Quinuacocha, se convirtieron en los nuevos espacios
acondicionados por la JAN, para almacenar los envíos, en vista de que el primer
campamento resultaba ya muy pequeño.
A partir de la JAN, todos los organismos que acudían
en ayuda de los damnificados, traían a gente de la Costa, mayormente limeña,
con sus costumbres foráneas y su típico menosprecio por lo serrano. Eso nos
daba cierta ventaja, pues al creernos inadvertidos o poco listos, se soltaban
entre ellos y como en una competencia de primicias, por no llamarlas chismes,
por lo poco elegante del término, nos enterábamos de cosas y hechos, que sin
duda alguna, sus jefes consideraban confidenciales.
Fue de esa circunstancial manera por ejemplo, que en
Quinuacocha, a donde llegaban las remesas que de Anta o Mitapampa, traían los helicópteros
rusos MI-8T, nos enteramos, que la Alemania Federal, había donado 850 casacas
térmicas, obviamente nuevas y que obviamente también, como tantas otras
remisiones, se quedaron en Lima.
Los “funcionarios” y empleados de la JAN, como los
de los otros organismos que se fueron creando, ganaban un suculento sueldo, que
los mantenía muy contentos y dispuestos a gastar, fue para ellos justamente, que
surgieron bien pronto, “El Saxo”, el primer club nocturno (que le cambió las
noches a ese apacible y modoso Huaraz, que para divertirse, antes del sismo, pobre pero decorosamente
solo contaba con “Vichay”), “La Cabaña”, pollos a la brasa a la manera limeña y
otros negocios por ese estilo, como el restaurante “Peruano-Alemán” o “El
Rincón de Felipe”, del famoso Felipe Sanguinetti Lazo, uno de los creadores de
“Loquibambia” el pionero programa cómico radial de Lima y de “Estrafalario” por
el Canal 7.
Proliferaron los moteles, hostales, etc, orientados todos
a la satisfacción de las primordiales necesidades y las de diversión, de las
hordas de gentes, que habían conseguido su pega en la “rehabilitación y reconstrucción”.
Pero evidentemente, como no podía ser de otro modo, el trabajo fuerte lo
hacíamos los muchachos damnificados por el sismo, que aún turbados y
atemorizados, aceptábamos todo, a cambio de alguna seguridad para la
supervivencia, incluyendo las promesas de pago en especie, ropa y víveres, que
invariablemente se incumplían, aduciendo que éramos “voluntarios”, por lo que nos
veíamos obligados a tomar y comer a escondidas los jugos y carnes enlatadas y a
cambiarnos de ropa y zapatos, allí dentro de la carpa. Vale la pena aclarar sin
embargo, que todo lo que hallábamos era usado, nada era nuevo.
CRYRZA Y
SINAMOS
Por su parte el gobierno militar de Velasco Alvarado,
mediante el Decreto Ley Nº 18306, creó el Comité de Reconstrucción y Rehabilitación
de la Zona Afectada (CRYRZA), como un organismo autónomo, con categoría
ministerial y con su correspondiente desmesurada burocracia.
De lo poco que han escrito los autores extranjeros,
acerca del sismo de 1970, la visión que predomina es la del comprensivo
intelectual, que se ocupa de “apartados pueblos de los andes” y que generosamente
trata de “entender” la “primaria” cosmovisión andina. Por regla general, el
abordaje suele adquirir un sesgo antojadizo, sensiblero y desde ese pódium, se
pretende una explicación, del choque entre los que asumieron de facto, la faena
de la reconstrucción y los pobladores damnificados, como el resultado de
resentimientos o triviales desavenencias.
La magnitud de
la devastación, dio pábulo y argumento a un proceso de “modernización” de las
ciudades destruidas. “Expertos” asalariados, despistados y foráneos, tras
epidérmicos aunque enredados y ostentosos estudios, concluyeron, entre otras
cosas, que lo mejor no era recuperar ni restaurar, que lo mejor era hacer todo nuevo,
era más rentable y de paso, impugnar o ignorar, la antigua conexión cultural
del hombre andino, la ancestral y sustantiva simbiosis humano-madre tierra. Y
así, marcialmente, como para recordarnos que no en vano nos regía un gobierno
militar, fueron dictaminados: ubicaciones, diseños, proyecciones, catastros,
expropiaciones y adjudicaciones. Yungay fue reubicada en una ladera,
supuestamente menos expuesta, Huaraz fue bosquejada por profesionales con formación
y propensiones alpinas o de rocallosas, es decir, para variar con las siempre
extrañas e inoportunas, pero hipnóticas percepciones yanquis o eurocentristas. A
resultas de lo cual, hoy cuando llueve, como llueve en Huaraz, cuando calles y
casas se inundan, amargamente comprobamos, que retrocedimos en vez de avanzar.
Los eficaces sistemas de drenaje de nuestros antepasados, así como sus técnicas
anti- aludes y anti-sísmicas, al parecer perpetuamente, yacen en la
postergación o el olvido.
En las maquetas que se exhibían en la Municipalidad,
se veía bonito todo. Allí estaba la Plaza de Armas con su Centro Cívico y su
nueva Catedral, diseñada como un baratillo de material noble, la Prefectura, la
Municipalidad y la Oficina de Correos y Telecomunicaciones. Había algunos
espacios misteriosos, aún no asignados, ahora sabemos que eran para los Bancos,
los que han convertido a la Plaza de Armas, en la Plaza de los Bancos.
APROPIACION Y EXPROPIACION
Uno de los vocablos que se puso de moda en Huaraz, fue
“adjudicación”, que para nuestra experiencia cotidiana, auditiva, táctil, significaba
compra-venta. Para ello, el Régimen castrense, previamente declaró en
“Emergencia” la zona afectada y en seguida emitió el Decreto Ley de Expropiación
forzada de los terrenos de la ciudad, los cuales serían ejecutados por CRYRZA y
el flamante SINAMOS Sistema Nacional de Movilización Social, creado en Junio de
1971, con fines de chequeo, control y manejo directo de las masas ( recordemos
nomás, entre algunas de sus perlas, las acusaciones nunca rebatidas del
asesinato de los líderes campesinos Justiniano Minaya Sosa y Pablo Villanueva).
El contexto era el recetado para todo tipo de
crímenes, abusos y actividades dolosas.
Bajo el Estado de Emergencia, desaparecieron testigos del saqueo de los restos
sísmicos, al que coloquialmente se le bautizó como “huaqueo”. Al fin y al cabo
era muy fácil, culpar al “sismo” de las defunciones. Personalmente, cuando
participábamos del rescate de los últimos cadáveres, en la remoción de
escombros, comprobamos que los camiones militares, que venían de Lima trayendo remesas
de ayuda, bajo su carpa bien templada con cuerdas, regresaban a sus bases, con
enseres y artefactos “huaqueados”.
La “Expropiación” de terrenos se hizo como en un campo
de batalla, en estado de guerra. Un buen ejemplo, es la gran parcela que
actualmente ocupa el Batallón de Ingeniería Motorizada Nº 6 “Capitán Juan Hoyle
Palacios”, en Quinuacocha, que solo fue "pagada" a algunos pocos de los propietarios supervivientes que
osaron reclamar. Muy cerca, también nos tocó una parecida modalidad de “pago”:
El terreno de mi padre, herencia de su madre, que tenía 22 metros de frente por
30 de fondo, fue “expropiado” a un sol el metro cuadrado. La férrea oposición, mía
y de mi padre, a la confiscación y la destrucción de lo construido, nos costó
el envío de policías y “promotores” del Sinamos, que en realidad eran
provocadores y matones, el desenlace tuvo lugar con nuestra detención en la
Comisaría de la GC, hasta que se concluyan los estropicios con tractor y
obreros. Luego se nos “adjudicó” una parcela de 10 por 20 metros, a 20 soles el
metro cuadrado. Con indignación y amargura constatamos, con los ex-propietarios vecinos, que los demás “lotes” fueron subastados entre inquilinos y
desconocidos advenedizos, que ofrecieron mejores precios por el suyo.
Creemos que es obligación nuestra, levantar la voz de
protesta ante el despiadado y brutal vejamen, añadidos a los efectos del sismo,
más cuando algunas desapercibidas y candorosas voces, cuando no taimadas y
perversas, pretenden una redención y una reedición de ese aciago experimento,
que consumaron militares preparados ex profeso. Pensábamos que actuando como
auténticas mafias, no dejaron huellas, que solo podía contarse con nuestro honesto
e indignado testimonio, nuestra palabra. Pero afortunadamente nos equivocamos.
En un documento, que es el informe final aprobado y que obra en los archivos
del Congreso de la República, fechado el 30 de Mayo de 1984, bajo el título:
“Caso, “Irregularidades en las inversiones, préstamos y uso de donaciones en
zonas afectadas por el sismo de 1970” que involucra entre otros al Teniente
General EP, Juan Balaguer Morales y forma parte de las indagaciones de la COMISION
INVESTIGADORA DE LAS INVERSIONES HECHAS POR CRYRZA, ORDEZA Y ORDENOR CENTRO,
presidida por el Senador Domingo Angeles Ramírez, como corresponde a una
Comisión Investigadora de un Congreso que se respete y que no comprometa el
futuro “político” de sus miembros, aunque tímidamente, se consignan certezas en
forma de interrogantes y aseveraciones en modo condicional, pero que son más
que suficientes para poner en evidencia y confirmar la corruptela y la
criminalidad post-sísmica:
“El informe de la JAN no precisa el monto de dinero
recibido en donación al 31 de Diciembre de 1971, no obstante de que señala que
se recibió donaciones en dinero. Referencialmente se sabe y según el informe
del C.N.E. (Comité Nacional de Emergencia) que al 31 de Enero de 1971, la JAN
habría recibido donativos en dinero, por soles oro: 431 millones, 434 mil, 384
soles con 71 centavos. Existe por aclarar cuál fue la diferencia recepcionada
(sic) por la JAN, en el período Enero-Diciembre de 1971, ya que para tal fin se
aperturó (sic) y funcionó la Cuenta Nº JA-7921 del Banco de la Nación” (Punto 1.5: “Donativos recibidos por la JAN”,
b) “Donativos en dinero”)
“En la información proporcionada por el ex C.N.E., por
la ex JAN y por el ORDENOR CENTRO, faltan muchas donaciones en abastecimientos
generales y en dinero, que refieren haber efectuado muchos países e
instituciones en favor de los damnificados de la Z.A.S.
Por otro lado, tampoco es consistente la
explicación dada en los informes del C.N.E., del ORDENOR CENTRO y de la JAN
sobre el destino que dice se han dado a las donaciones en
abastecimientos generales y dinero recepcionados (sic), razón por la cual se
hace necesario, profundizar la investigación en este punto y en base a lo ya
analizado. La profundización de la investigación sobre el control de recepción
y posterior entrega de las donaciones, deberá ser efectuada por organismos
competentes y especializados.
A manera de muestreo, se han detectado serias
irregularidades en cuanto al no registro de donaciones, tanto en
abastecimientos generales, equipamiento y dinero, que se recibieron de Instituciones
y países hermanos como Chile, Finlandia, República Federal de Alemania, Canadá,
Yugoslavia, Suecia, República Popular de Hungría, Japón, Aruba y otras
donaciones, que en muchos casos, al no haberse registrado, menos se sabe aún el
destino que hayan recibido. Siendo destacable por ejemplo, la ayuda de
materiales, víveres, ropa y otros, por un total de 210 T.M. y más 18,277
dólares USA que pueblo tan pequeño como Aruba, en las Antillas holandesas, donó
para el pueblo de Aija, a través de la JAN, en el año 1970 y nunca se hizo
entrega a los beneficiarios de la donación, desconociéndose el destino que
tuvo” (Punto 1.6 “Observaciones con respecto de las donaciones recepcionadas
(sic)”)
Y por el estilo, en el informe que cuenta con 152
páginas y que está a disposición del escrutinio público, se detallan las irregularidades en la admisión de los donativos y en
el destino que se les dio. También la subasta de equipamiento, motores,
vehículos, aviones, que esos organismos debieran haber canalizado a los
afectados por el sismo.
EPILOGO
A guisa de colofón de estos enunciados, ya que las
cosas consumadas están, con cargo a la conciencia de quienes fueron
responsables de este doloso y pérfido proceder, que no es la excepción a la
regla, pues igual o peor comportamiento han tenido gobiernos y gentes, ante posteriores
catástrofes, como el terremoto del sábado 23 de Junio del 2001, que afectó
Arequipa y gran parte del sur peruano, como parte del norte de Chile, o como el
terremoto del miércoles 15 de Agosto del 2007, que afectó la ciudad de Pisco y aledaños. Estos sucesos, aunque con
harto palo, nos aleccionaron y nos ilustraron como en un fantasmal laboratorio,
de la rapacidad y la ferocidad; de la miseria humana. De lo tenebroso y triste
que puede llegar a ser, el envilecimiento de la persona por su codicia de
dinero o poder y no solo en las catástrofes, pero sobre todo tras esas
contingencias. Y de que para ellos, tras esos espantosos y repulsivos hechos,
que lesionaron cuerpos y almas, no ha
correspondido el castigo, sino benevolencia, impunidad hasta la tumba.
Pero también, aunque como flores de fango o mejor, como
hermosas flores de cactus, entre espinas, también hemos asistido al hermoso espectáculo de esas inflorescencias, las de esos
héroes inmolados, en su afán de auxiliar al semejante en desgracia. Cuya memoria,
aunque escaseen o sean nulos los homenajes físicos y las certificaciones, permanece
indeleble en el recuerdo y el corazón de sus beneficiarios y testigos.
El obelisco de
Cancariaco fue desaparecido e igual suerte han corrido otros hitos y símbolos
conmemorativos. Lo que grafica por una parte, la buena salud de nuestra contumaz
indiferencia o mansedumbre y de la malsana adicción por la ingratitud y el olvido,
por otra, la ayuda extranjera, ante las periódicas catástrofes que asolan
nuestras tierras, nunca más ha sido ni siquiera un pálido reflejo de la
registrada en 1970. Gracias a la Junta Militar “revolucionaria”, una reedición
de la ayuda de tamaña magnitud, solo ha sido el sueño de posteriores
gobernantes, que tuvieron que conformarse con lo que desconfiadamente envió la
solidaridad internacional.
Es realmente indignante lo que pasó con la ayuda internacional que llegó a Perú. Todo lo que afirmas con mucha precisión estimado Ergo, es verdad. Lo malo es que muy pocos conocen este otro lado de la tragedia, o si lo conocen no lo han publicado; y efectivamente como todo lo malo que ocurre en nuestro querido Perú, se oculta y no se castiga. No importa que hayan pasado 50 años, pero debemos hacer lo posible que los peruanos conozcan todas las irregularidades cometidas en nuestro querido Huaraz y el resto de pueblos del Callejon de Huaylas. Las casas construidas se las adjudicaron inclusive a muchas personas de Lima y tantas otras cosas más. Felicitaciones por la excelente revelación.
ResponderEliminarMuy agradecido Edgar. Ocurre que nos ajusta más la táctica del avestruz, de enterrar la cabeza en un hueco, para eludir problemas. Es tradicional nuestra propensión por las medias verdades o la mentira, monda y lironda, el pacto infame de hablar a media voz, como magistralmente lo enunció Don Manuel González Prada. En nuestras facciones y nuestra alma, por doquier brota el legado ibérico, tan caro para nosotros y en Europa, tan exasperante para los tesoneros alemanes.
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