Cuando era niño fueron sus hermosos ojos, jovencito ya, sus hermosos ojos, su rebeldía y su talento artístico, hoy son sus hermosos ojos, su talento artístico, su rebeldía y su agudo y grandioso intelecto.
ALICIA MAGUIÑA MALAGA
En un encuentro en la
televisión, con la gran Cecilia Barraza, su declarada admiradora, Alicia
Maguiña aclara, que por jugar con la acepción española del término, ella
manifestó alguna vez que su famoso tondero se la dedicaba a la “apañadora” y
los editores del disco así lo publicaron.
-“Es la Pañadora -
corrige - porque en Ica, pañar es cosechar el algodón”.
Y tiene razón, porque en todo
el Perú, se pañan los mangos, las chirimoyas y los pacaes, el algodón y la
caña; es pues un peruanismo.
Ella es siempre frontal y persuasiva a la misma vez. Una emulsión
insólita, escasa, porque así como en cierto límite de una función matemática, hay
un “x que tiende al infinito”, con ella
se produce una transcripción de la noción exacta, al arte y la vida, porque tiende
a la autenticidad y la autonomía, la mejor sino la única manera de ser libre.
Su aureola, nos la entrega como cultora del folclore costeño y sin embargo ha
incursionado también con éxito en el andino, mayormente en el wanka.
-“Ahora ya no dicen, por ejemplo, "noche
de luna era aquella tarde", porque piensan que noche de luna no puede ser
en la tarde, y supongo que Zenobio Dagha lo hizo porque era una tarde tan
romántica, que era como una noche de luna. Era una metáfora, es poesía”
Se refiere al famoso huayno:
“Vaso de Cristal” del Maestro Zenobio Dagha, en una entrevista de Noviembre del
2018, concedida a Maribel De Paz del diario “El Comercio”
-“Chabuca (Granda) era
una gran compositora, pero yo no puedo decir en este caso lo que siento porque
pueden creer que tengo envidia, y no tengo envidia porque somos dos líneas
completamente diferentes. Yo hago poesía popular. Mis metáforas son sencillas,
para que entiendan todos. O sea, yo no hago canciones para que me aplaudan los
poetas de libros de poesía. No digo que ella haya hecho mal, sino que hay gente
que por eso la considera que es mejor que Pinglo. Mira, yo no sé si hay alguien
mejor que Pinglo. Pinglo, Pedro Espinel, Eduardo Márquez Talledo, Filomeno
Ormeño, Augusto Polo Campos, Mario Cavagnaro, Lorenzo Humberto Sotomayor, José
Escajadillo, Félix Pasache. Hasta ahí llego yo de compositores” (Ibíd)
Alicia cumplía 31 años, el mismo
día que el Amauta, el escritor poeta, el traductor, el antropólogo, el etnólogo
José María Arguedas, se disparó el fatídico tiro, el mismo que tras cuatro días de
agonía, nos arrebató al genio, que aun teniendo a su padre vivo, fue un huérfano
eterno, burilado por los maltratos de su madrastra. Lloró su muerte, pues aunque
ya lo conocía, en esos cuatro días supo de la inmensidad del que partía en el
viaje sin retorno. Le conmovieron las multitudes de estudiantes y de indígenas,
que no se resignaban a su pérdida. Es que al leer al Amauta, se produce una
conmoción de tal tamaño, que nunca más ya uno, volverá a ser el mismo.
Alicia le ofrendó su sangre en letras:
Wiñaytam Kausanki José María (Eternamente vivirás, José María)
"Quisiera hundirme en la tierra para encontrarme contigo...
y cargarte a mis espaldas, huérfano, niño dormido.
Camino de la quebrada
perfumarán las retamas
arrullarán las torcazas tu sueño, José María.
Ya no estará la madrastra,
ya no temblarás de frío.
Ya las penas se acabaron...
todas te las has sufrido...
Mamay doña Caytanaman, te espera a orillas del río.
despertarás en sus brazos, abrigado en su cariño
El taita Felipe Maywa,
hará morir a la muerte
y al pie de los maizales vivirás eternamente.
Ya no estará la madrastra
Ya no estará la madrastra,
ya no temblarás de frío...
Ya las penas se acabaron, todas te las has sufrido..."
Ya las penas se acabaron, todas te las has sufrido..."
Pero esas no fueron las únicas coincidencias, en momentos claves de su
existencia, aunque en distintas épocas, ambos vivieron en Ica, Arguedas en 1926 y Alicia
a principios de 1940. También, el talento, el talante y la estrella de Alicia,
fueron esculpidos por la inflexibilidad de los prejuicios de su padre, que no
obstante recto, integro, probo, no pudo superarlos y se constituyó para su
indómita hija, en el muro por trasponer. Gracias a Grimanesa Arangoitia Iturbi
vda. de Pacheco, la segunda esposa de su padre, tuvimos a José María y gracias
a Don Alfredo Maguiña Suero, tenemos a Alicia.
Uno de los signos que nos
revela, lo alevoso, lo infame de las estructuras culturales que se nos imponen
con una espada de Damocles sobre nuestro pescuezo inerme, es que desde el cordón
umbilical, se nos insufla desgano por viajar hacia nuestra propia alma, apatía
por la formación o la búsqueda de
nuestra identidad, nuestra esencia. Cuando nacemos se nos chantan unos patrones,
que nos chantajean, solo admiten lo correctamente necesario. Como corolario de lo
cual, creemos que nuestros esfuerzos, a veces colosales, son los adecuados y
suficientes para obtener criterio y personalidad propios, para ser libres y
dueños de nuestro destino, cuando fatalmente, solo hemos calcado las mismas
manidas fórmulas, los mismos mitos, los espejismos y las mentiras revestidas de
verdades absolutas, de las generaciones anteriores. Las barnizamos, las
edulcoramos y les aspergemos nuestro humor y así ya las percibimos propias,
nuestras heroicas creaciones, originales e inéditas. Y ocurre muy a menudo, como
que tras la lluvia brotan los hongos, que es al final del camino, cuando descubrimos,
que a pesar de todo lo acumulado o amasado
durante toda nuestra afanada y estresada existencia, nos vamos igual de
frágiles y vulnerables como vinimos, que nuestro derredor lo atestamos de cosas, que servirán de recuerdo mientras duren y
no llenamos nada a la valija de viaje, que ni noticia tuvimos de la
construcción de nuestro ser trascendente, el que nos sobrevivirá guerreando contra el olvido y la nada
absoluta. Descubrimos que nos vamos igual de vacíos, cuando ya es demasiado tarde.
Son muy pocas las personalidades
que, aunque no sea más que la punta del iceberg, con su propia vida nos señalan la ruta de la ardua y no pocas veces ingrata o tormentosa excursión al
encuentro de nosotros mismos, Alicia Maguiña Málaga, es una de ellas.
CHANELO
CHANELO
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